La vida tras un accidente vial

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Según la OMS, actualmente más de mil millones de personas en el mundo viven con algún tipo de discapacidad. De todas ellas, alrededor de 190 millones requieren de servicios fijos de asistencia personal. La organización también ha advertido que esta cifra va en aumento, puesto que se ha observado un envejecimiento general de la población y un incremento significativo de las enfermedades crónicas.

Las primeras causas de las discapacidades se les atribuyen a condiciones congénitas, los efectos de una enfermedad grave o vejez, pero muy cerca de estos factores están los accidentes, destacando entre ellos, los hechos viales, los cuales se deben en la mayoría de los casos a errores humanos, casi siempre prevenibles.

Cada año, entre 20 y 50 millones de personas en el mundo sufren secuelas sensoriales, cognitivas, psicológicas o físicas tras un accidente automovilístico. En este artículo revisaremos las lesiones más comunes provocadas por este tipo de accidentes.

Lesión cerebral

Los traumas cerebrales son la causa de muerte y discapacidad más importante en niños y jóvenes. En la vía, los peatones, así como los motociclistas y los ciclistas que no portan casco, son los más expuestos a esta clase de lesiones.

Sus efectos se dividen generalmente en tres tipos:

Conmociones cerebrales. Se deben a una disminución del nivel de conciencia y son el efecto de una variación en la presión intracraneal. Se manifiestan con problemas de memoria, irritabilidad y otros cambios de personalidad, entre otros.
Contusiones. Se caracterizan por la presencia de lesiones focalizadas y se deben a un impacto brusco de la masa cerebral contra las paredes craneales. Dependiendo de la gravedad del traumatismo, las contusiones moderadas pueden provocar a largo plazo cuadros de migraña o convulsiones, entre otros padecimientos. Cuando el daño es más grave, existen pocas posibilidades de que la persona pueda recuperarse, manifestándose a través del deterioro del cuerpo, el cual puede ocurrir progresivamente o, bien, la pérdida de la memoria por un periodo o de manera definitiva.
Laceraciones. Son lesiones que exponen el tejido cerebral. Pueden causar complicaciones a largo plazo o la muerte.

Trauma torácico

Es la segunda causa de muerte tras el traumatismo craneoencefálico. Según un reporte publicado por docentes de la Universidad de Valladolid, también es uno de los efectos más usuales tras un accidente de tránsito: alrededor de 90% de quienes se accidentan en la vía lo sufren.

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Existen dos tipos de trauma torácico: cerrado y abierto. El primero se refiere a las lesiones en las que ningún agente externo penetró en el tórax. Es el más frecuente en los accidentes de tráfico y el de mayor mortalidad, pues se asocia con un gran número de lesiones internas. De éstas, las más recurrentes son:

Contusiones pulmonares y miocárdicas.
Fractura de costillas.
Fugas aeróbicas.
Hemorragias.

Daños cervicales y medulares

Las lesiones de la médula espinal pueden ser especialmente graves, ya que son causa de deterioros permanentes en la capacidad corporal y la sensibilidad. La recuperación más sencilla en estos casos suele requerir el uso de un collarín. No obstante, los casos más críticos, en los que se compromete el tejido nervioso, pueden originar paraplejias (esto es, una afectación de los miembros inferiores), hemiplejias (afectación en un lado del cuerpo) o tetraplejias (afectación en las cuatro extremidades).

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Trastornos de la salud mental

No todas las lesiones tras un accidente son visibles. Algunas también afectan la psique y son tan recurrentes y discapacitantes como las corporales. Cuando, tras una experiencia vial adversa, una persona concibe sentimientos abrumadores que no se mitigan con el tiempo, probablemente sufra de estrés postraumático. Según la Asociación DIA, una organización estatal que ayuda a las víctimas de accidentes en España, estos sentimientos pueden catalogarse así:

Somatizaciones. Comprenden malestares corporales, como náuseas o dolores de cabeza, cuya raíz es un problema psíquico.
Obsesiones y compulsiones. Se manifiestan como pensamientos involuntarios e incómodos o como un debilitamiento de la memoria.
Sensibilidad interpersonal. Esta categoría recoge comportamientos anormales que alteran las relaciones sociales, como timidez espontánea, sentimientos de inferioridad o irritabilidad aguda.
Depresión, ansiedad o ideaciones paranoides y suicidas.

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La vida después de un accidente de tránsito

Los efectos de un hecho vial son numerosos y muchas veces comprenden algo más que las secuelas inmediatas. Un sinnúmero de lesiones, por ejemplo, se manifiestan cuando ya ha pasado tiempo del accidente y, si no se atienden en su momento, acarrean consecuencias adversas en las facultades, la confianza y la forma en que las personas se relacionan con el mundo.

Evidentemente, salir ileso o con dolencias menores de un accidente no son los únicos buenos desenlaces: en muchas ocasiones, las consecuencias legales y materiales pueden resultar tan perniciosas como un daño corporal y psicológico. Por lo tanto, siempre es bueno revisar y cumplir los consejos de seguridad que compilamos en este espacio, para que puedas prevenir la mayoría de estas lesiones y reducir al mínimo su severidad.